El riesgo de Responsabilidad Civil es relativamente moderno en relación con otros seguros, como los marítimos (existentes desde el siglo XV) o los de propiedad (aparecidos en 1666, a partir del incendio de Londres). La Responsabilidad Civil se expandió con el ingreso del automóvil en la sociedad moderna.
Fue justamente por una falla en el diseño del automóvil Ford Pinto, lanzado en 1971 (llamado “el auto asesino”), por lo que se generó la necesidad de una cobertura de seguros para amparar los reclamos de los clientes o usuarios por los daños provocados por los productos elaborados. El automóvil, que tenía el tanque de combustible detrás del eje trasero, se incendiaba inmediatamente luego de un impacto, aun cuando éste fuera leve.
Hoy la cobertura de productos elaborados constituye una protección indispensable por los efectos masivos que puede alcanzar una falla de fabricación.
Algunas actividades productivas sencillamente no podrían existir sin el apoyo de esta cobertura, como las actividades farmacéuticas y gran parte de las industrias alimentarias. Un ejemplo es el escándalo que en el año 2008 afectó a la reputación de la Cooperativa Neozelandesa Fonterra, cuando su filial china SanLu añadió ilegalmente melamina a la leche en polvo, causando la muerte de seis bebés. La compañía china perdió 151 millones como resultado del episodio.
Fonterra volvió a ocupar los titulares de los periódicos en 2013, cuando el gigante francés de alimentos Danone le canceló el contrato de suministro y demandó 300 millones de euros debido a las pérdidas de negocios. Danone tuvo que retirar del mercado leche en polvo suministrada por Fonterra porque presumiblemente el producto estaba contaminado con bacterias que provocan botulismo; aunque Fonterra luego rectificó y demostró que la alarma era falsa.
La cobertura de Responsabilidad Civil por Productos Elaborados se ha ampliado en los últimos años a coberturas complementarias, entre ellas las siguientes:
- Coberturas de recall o asistencia financiera para retirar productos del mercado.
- Coberturas de obras terminadas o servicios concluidos para la cobertura de los daños generados por fallas en servicios que ocurran luego de finalizada la prestación.
- Coberturas para productos que se utilizan en la fabricación de otros productos (productos intermedios).
- Pérdidas financieras propias derivadas de la disminución de ventas cuando éstas son afectadas por una contaminación o reclamo de terceros.