A la tradicional preocupación de los administradores de riesgos por la protección de las consecuencias directas e indirectas (lucro cesante) de los daños en activos  se suma hoy una preocupación aguda por la protección legal y financiera frente a las crecientes responsabilidades y obligaciones de las empresas en la sociedad moderna.

Un ejemplo de la importancia de estas recientes responsabilidades es la quiebra de la empresa de distribución de energía eléctrica de California Pacific Gas & Electric Co. (PG&E),  que afronta al menos 7,000 millones de dólares en demandas debido al incendio Camp Fire, que en noviembre pasado causó la muerte a 86 personas y destruyó 14,000 casas y más de 500 negocios, 4,300   estructuras diversas y 61,900 hectáreas de bosques.

Richard C. Kelly, presidente de PG&E, dijo que la declaración de bancarrota “representa la única opción viable para hacer frente a las responsabilidades de la compañía frente a  sus partes interesadas”. Los investigadores también sospechan que la misma empresa provocó otro incendio en 2017 que consumió regiones vitivinícolas del norte californiano.

Las empresas que realizan trabajos o prestan servicios en la vía pública se ven expuestas a crecientes responsabilidades que deben ser cuidadosamente analizadas, porque las pólizas de RC constituyen “trajes a la medida” que deben adaptarse  a los riesgos asumidos más que cualquier otro producto de seguros, tanto por la variedad de responsabilidades de las distintas actividades como por las diferencias entre los regímenes legales de diferentes estados.

El presente artículo tiene como  finalidad delinear los aspectos fundamentales que deben tenerse  en cuenta en el análisis de riesgos para la adaptación de las pólizas de Responsabilidad Civil a los riesgos corporativos.

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